sábado, 4 de diciembre de 2010

UN POCO DE MI TRABAJO: Reportajes de tecnología para TV

Estos reportajes fueron escritos y producidos para el programa "Alta Densidad", que se transmite por Globovisión. Se realizaron en Bogotá y en San José de Costa Rica, en 2007.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Mi primera vez

A los diecisiete años resultaba humillante ver como todos me mostraban con orgullo las heridas de sus primeras batallas sexuales. Profundos arañazos que cubrían sus cuerpos de cuello a nalgas, y que como charreteras dérmicas demostraban haber perdido la virginidad. Mientras tanto la presión aumentaba. Era de los poco que faltaban y Flor Elena, esa bella blanquita bogotana, era mi única oportunidad. Sólo necesitaba llevar a feliz termino una larga travesía de cortejos pueriles.

Así llegó el día en que el destino me brindó la oportunidad de estar a solas con ella en mi casa. Con una fingida conversación, la fui arrinconando hacia mi cuarto, donde el fiero intento de asalto sexual fue detenido por la sorpresiva pregunta de Flor Elena: Manuel ¿Tú me quieres? Obviamente, la desesperación no me dejaba otra alternativa de respuesta: Claro, Flor. Te quiero muchísimo. Inmediatamente, un breve silencio, una mirada perdida y el giro crucial: Manuel, yo también te quiero, pero como un amigo. No hubo rabia ni resentimiento. Simplemente una sensación de estatismo. La dejé ir, con la promesa de no insistirle más. Luego, salí a la calle, resignado a ser el hazmerreír de mis amigos una vez más. Pero la fortuna me brindó una nueva oportunidad. El boulevard de Sabana Grande trajo a mis brazos a una de esas rockeras de los noventa, cuya lealtad al metal era inversamente proporcional a su higiene personal. No tenía donde dormir, así que le ofrecí la azotea de mi edificio y una buena cobija. La medianoche, nos acostamos en el suelo. Trate de besarla, ella se ofendió y yo ofrecí disculpas. Pero pensé rápido. Le dí un par de billetes para que rasguñara mi espalda y dejará una herida tan profunda que durara varios días. Nadie sabría el resto de la historia.

A la tarde siguiente me acerque a un grupo de amigos, seguro de convertirme en nuevo miembro de su prestigioso club de “desvirgados”. Traté de levantar mi franela para esgrimir el símbolo. Un fuerte dolor me sorprendió, al sentir que la tela estaba adherida a la herida, que supuraba pus y mal olor. Una infección de proporciones bíblicas. Sólo me quedó avisarle a mi mamá para que me llevara al dermatólogo…por primera vez.

martes, 30 de noviembre de 2010

Fama infame

- Una pobre mujer, que perdió todo a causa de las inundaciones, es entrevistada por una reportera de Globovisión bajo una intensa lluvia. La mujer piensa “¿Ahora que voy a hacer?”, la reportera “Ojalá no se me dañe el secado”.

- Una pobre mujer, que perdió todo a causa de las inundaciones, es entrevistada por una reportera de VTV bajo una intensa lluvia: La mujer piensa “¿Ahora que voy a hacer”, la reportera “¿Me veré como las de Globovisión?”.

- Una pobre mujer, que perdió todo a causa de las inundaciones, es entrevistada por una reportera de Globovisión bajo una intensa lluvia. La mujer piensa “¿Ahora que voy a hacer?”, la reportera “¡Agárrate Gladys Rodríguez, que voy con todo!”.

- Una pobre mujer, que perdió todo a causa de las inundaciones, es entrevistada por una reportera de VTV bajo una intensa lluvia: La mujer piensa “¿Ahora que voy a hacer”, la reportera “¿Estará trabajando el Sambil?”.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

UN POCO DE MI TRABAJO: "Tic Tac: La Hora de crear"

Este es el segundo negro de uno de los capítulo del programa “TIC TAC: La hora de crear”, escrito para Colombeia (Televisora Educativa de Venezuela) en octubre de 2010, junto a Marianella Alonzo. TIC TAC es producido por Lusiana Boschetti y Sandra Nuñez, y es protagonizado por Ulises Acosta y Yuruby Soto.


viernes, 17 de septiembre de 2010

martes, 14 de septiembre de 2010

SERIE: “En curso”: Josefina


Josefina entró a la Maternidad Concepción Palacios, llevando con orgullo su bella barriga a punto de reventar. Sin embargo, su rostro rustico y curtido por el llanto y la tristeza de dos perdidas anteriores revelaban la profunda frustración de la única razón de su adultez: ser madre.

Dos día después, Josefina se dirigió al retén a buscar a su bebe, a quien recibió de manos de un joven enfermero, que en medio de la conversación le comentó que tuviese cuidado, porque los vigilantes, en complicidad con la policía, arrebatan a los recién nacidos de los brazos de sus madres para venderlos en el exterior. Luego de un gesto de entendimiento y aprobación, comenzó a retirarse hacia la salida del centro hospitalario. Caminó lentamente, concentrada en cada paso que daba, calculando cuan cerca estaba de salir de la Maternidad y del peligro de que su hijo fuese arrebatado. De pronto, sintió que la perseguía. Ella apuró el paso.

Inmersa en el panico, Josefina corrió y se escondió en cada uno de los consultorios, salas de parto, baños y cuartos de limpieza. En más de una ocasión fue interceptada por sus persecutores, pero siempre logró escapar. Incluso la historia persecutoria se intensificó, cuando ella comenzó a notar que el bebe no lloraba, que no quería comer y que todo el tiempo estaba dormido.

Arrinconada, por fin, la persecución parecía haber terminado. Josefina en el suelo, sucia, golpeada y sangrante, permanecía de rodillas, incrustada en una esquina de una inmensa sala de espera. Sus persecutores, los policías, el vigilante, el doctor de guardía y una enfermera no sabían que hacer, sólo la veían con expectativa.

Uno de los policías salió del letargo, sacó su pistola, la apuntó y le instó a entregar al niño. Josefina se volteó lentamento y dejó caer al niño. Era un bebe de plástico. Ella nunca supo que sufria de una enfermedad mental conocida como «mal de la madre psicológica».

SERIE: "En curso": "Mi quincena flojita" de Chimbo y Rancho

Esta es una parodia de la canción "Mi niña bonita" de Nicho y Nacho, realizada junto a Marianella Alonzo y Pumeyawa González, para el curso "Humor Audiovisual", dictado por Yajaira González, en agosto de 2010.

“MI QUINCENA FLOJITA”
Chimbo y Rancho

Yo no puedo vivir
En está mamazón
No te puedo mentir
Me da pena y dolor
Palazóoooonnnnn
Pelazóoooonnnnn

Yo tengo pa´ ti
Y menos para mí
Si me pides…real, me pones a parir
Palazóoooonnnnn
Pelazóoooonnnnn

Quincena flojita no puedo con ella
No da pa´cambures menos pa´la fresas
Y el rollo es que debo y no tengo dinero
Si me cae un fiaito ese yo no lo pelo

Quincena flojita no es lo que espero
Pocos cesta tickets y menos dinero
Por eso mis labios le mentan la madre
Cuando en el cajero pedimos un saldo

Hay inflacióoooonnnn
Hay inflacióoooonnnn
Hay infla-ción-flación
Hay infla-ción'flación
Hay hay hay hay hay inflación.

jueves, 1 de abril de 2010

Carta a la señora Harms


Querida Señora Harms

Le escribo estas cortas líneas con el fin de informarle que he tomado la dolorosa decisión de renunciar al cargo de criada, que he venido desempeñando, con humildad y servilismo, en su casa de campo desde hace varios años. Ciertamente, no ha sido fácil llegar a esta conclusión. Es innegable que tanto usted como el señor Egon han sido en extremo atentos conmigo, haciéndome sentir parte de su familia. Sin embargo, esta situación ya se ha hecho insoportable.

Entiendo que el señor Egon es un artista. Un apasionado pintor que ha dejado de lado el formalismo académico y clásico para experimentar sobre su propio estilo, pero todo tiene un límite. Entre tantos senos, traseros, vaginas y penes uno pierde la poca misericordia de Dios que gana los domingo en misa. ¿Recuerda usted aquella pintura de la mujer semidesnuda con vestido amarillo que el señor Schiele me regalo el día que llegué a su casa? Yo estaba deslumbrada porque aún no le conocía bien, y él me había contado que apenas tenía veintitrés años cuando la pinto, y que además dibujaba trenes en Tull cuando era niño, por lo que nunca me imaginé que fuese un sádico de marca mayor.

Lo peor de esta situación, fueron los malos ratos vividos con ese morboso chofer que me ha acosado sexualmente desde que llegue a su casa, y que me pidió que le preguntase a su esposo si le podía hacer una retrato de lo que llamo “su hambrienta ave domestica”, porque según él, las hace muy bonitas, con colores alegres y buenas proporciones.

Señora Harms, en el fondo reconozco que su marido tiene talento, y estoy segura de que en un futuro cercano formará parte de un movimiento artistico de vanguardia, que podría llamarse “expresivismo”, o algo parecido, porque a decir verdad, su conyugue es muy expresivo. Aunque, dígale de mi parte, que se dedique a los paisajes. Le ira mejor, y tendrá mayores recompensas monetarias.

Deseándole lo mejor del mundo para usted, y larga vida para su esposo, se despide cordialmente.

Estela Guthenmayer

PD: Me llevé el único cuadro de su esposo que me gusta. Lo llamaré “Vista de Krumauer”. Si alguien me hace una buena oferta lo venderé.

Tobazos


Esta cayendo otra vez. Hoy más que nunca. Golpeando insistentemente las cabecitas del tumulto caraqueño. Esta cayendo, como una enorme sábana blanca, de hilos desordenados pero certeros, sobre los carros detenidos en la autopista, sin aire acondicionado. Evaporándose por dentro. Mientras, las cabezas de los conductores y sus acompañantes se salen por las ventanas, mendigando el aire que les roba el enorme mounstro liquido.

A tobazos se sienten caer sus hilos, uno a uno, y luego todos a la vez, inundando el espacio. Es como si Caracas tuviese la necesidad de transformarse en una especie de Atlántida, en la que los motorizados derrapan con sus wave runner modelazo 2005, las abuelas brincan enormes charcos como Carl Lewis en el 92, y los niños se bañan y hacen buches de amibiasis. Nada gracioso, por cierto. Todo, bajo las miradas represivas de muchos Neptunitos. Algunos vestidos de caqui, algunos de azul, algunos de aceituna y barro.

En el pasado la inmensa sábana blanca evocaba libertad, amor primitivo y simple, olor de monte mojado y pupú pisado. Libertad. Cuando sus hilos punzaban el cuerpo, era como una insinuación a soltar las amarras de lo ético, de lo políticamente correcto, y ensoñar la grandeza, las manos sueltas y el corazón vibrante. Pero hoy, la sábana blanca cae sobre Caracas con otros aires, cargados de miedo y pesar, de recuerdos e impotencia. Quizás porque la lluvia se llevó lo mejor de sus habitantes, o porque el tamaño de la angustia es directamente proporcional a la potencia de la caída de la sábana, y a la fuerza del choque de sus hilos sobre el cuerpo de un niño varguense. Lo que ayer era una bendición, hoy es un castigo.