martes, 4 de diciembre de 2012

Disruption


Starring: Daniela Montero
Directed by Enver Pérez
Produced by Claudio Jiménez, Daniela Montero and Enver Pérez
Written by Alicia C. Gordon
Director of Photography: Claudio Jiménez
Assistant director: Claudio Jiménez
Camera: Enver Pérez
Sound Mix: Enver Pérez
Editing and grading: Enver Pérez
Voice Over: Petya Miteva
Voice over recording: All Madden
Original Idea: Manuel Salinas
Music Wounded - Satiate Percussion
Thanks to Andrea Montero and Nadim Elias Bezi

lunes, 18 de junio de 2012

El Dispensador


   Son las nueve de la mañana en una elegante oficina. El caos es total a causa de una falla en la red de computadoras, que tiene paralizada las operaciones del día. Desde sus respectivos escritorios, los ejecutivos protestan contra el joven encargado de informática, que se encuentra sentado en un puesto cercano. Arremeten contra el técnico cada vez con más fuerza, arrojándoles papeles y profiriéndole terribles insultos, mientras éste, presa de los nervios y la ansiedad, teclea epilépticamente en su máquina, tratando de solucionar el problema. Pasan las horas y el problema se agudiza, mientras el encargado lee los manuales, revisa los cables bajo los escritorios y telefonea en busca de ayuda. Los directores de la empresa se presentan en su puesto. Le reclaman por no poder solventar el inconveniente y le exigen rapidez en sus acciones bajo amenaza de despido.  

   Cansado y al borde de la derrota, el muchacho se dirige al dispensador de agua, para refrescar su garganta y sus ideas. Toma un cono, lo coloca bajo el grifo, y al presiona la palanca el botellón se enciende como una inmensa llama celestial, rodeado de un aura multicolor que lo ilumina todo. El joven vive una instantánea sensación de claridad y paz. Vuelve a su escritorio y teclea breves instantes. El problema está solucionado. Los empleados aplauden y dedican canticos de felicitación para el salvador. Los directores se acercan a felicitarlo. 

   Son las once de la mañana. La rutinaria productiva de la oficina se ve interrumpida por una nueva falla tecnológica. Esta vez en la batería de impresoras. El técnico se apersona en el lugar y nuevamente es objeto de insultos por parte de un grupo de trabajadores deseosos de terminar sus obligaciones antes de la hora del almuerzo. Éste, con aires de superioridad y sapiencia universal, los exhortar a la calma. Se dirige hacia el dispensador de agua. Toma un cono, lo coloca bajo el grifo, y al presiona la palanca no suceda nada, solo sale agua. Confundido, regresa al cuarto de las impresoras. No le queda otro remedio que abocarse con paciencia a su tarea. 

   Las horas pasan. Llega el break del almuerzo y el especialista continúa revisando las impresoras, de arriba a abajo sin conseguir la raíz de la traba. Finalizada la hora de descanso, todos regresan, no sin antes insultar y burlarse del servil asalariado, que se mantiene de rodillas examinando los equipos. 

   De pronto, cansado y al borde de la derrota, observa de reojo el botellón. Se acerca de nuevo. Toma un cono, lo coloca bajo el grifo, y al presiona la palanca el botellón se enciende como una inmensa llama celestial, rodeado de un aura multicolor que lo ilumina todo. El joven vive nuevamente una sensación claridad y paz. Regresa a las impresoras y manipula un par de cables más. El problema está solucionado. Los empleados aplauden y dedican canticos de felicitación para el salvador. Los directores se acercan a felicitarlo una vez más.

   Son las 3 de la tarde. El encargado del área de informática comienza a sangrar por la nariz. Extrañado, la secar con unas cuantas servilletas. Pasan las horas y la sangre aún brota, incluso, con más fuerza. Se limpia con todo lo que le es útil. Su aspecto luce cada vez más sudoroso, débil y demacrado. Parece que estuviese muriendo. Toma un par de pastillas. No pasa nada. Finalmente, de reojo, ve el botellón. Se dirige hacia él. Toma un cono, lo coloca bajo el grifo, y al presiona la palanca se percata con terror que el botellón está vacío. Blackout.